Aproximación sistémica de la esquizofrenia

 
“Los que más han amado al hombre
 le han hecho siempre el máximo daño.
Han exigido de él lo imposible,
como todos los amantes.” 

F. Nietzsche,


Se puede afirmar, que la Teoría Sistémica se inició con la necesidad de buscar solución al problema de la Esquizofrenia, de este modo, en Italia comenzaron a investigar las características comunes que comparten las familias de transacción psicótica.
 
Partiendo de la Teoría General de Sistemas, la Teoría Sistémica afirma lo siguiente:
Las relaciones entre los comunicantes determinan sus conductas y son determinadas por ellas; forman sistemas interrelacionados, de manera que la modificación de una relación (por ejemplo de la madre con el padre) conlleva la subsiguiente modificación de todas las demás relaciones de los miembros del sistema.

Desde esta perspectiva el enfermo dejaba de ser el portador de un mal orgánico o funcional que se desarrollaba dentro de él y pasaba a ser el elemento deteriorado de un sistema, o deteriorado por el sistema. De suyo, los terapeutas familiares han sido reticentes a etiquetar de enfermo mental a ningún miembro de la familia y suelen hablar de él, no sin ironía, como "paciente identificado", cuestionando con ello tanto la salud de los demás como la enfermedad de dicho paciente.

En efecto, la teoría de sistemas, invocada siempre por la Terapia Familiar, describe la familia como un subsistema, integrado en unos sistemas sociales superiores (sociedades, culturas, etc.) cuyos cambios condicionan los propios y viceversa. Desde la perspectiva sistémica, la Terapia Familiar contempla la sociedad como el contexto o suprasistema del que hace parte la familia. Pronto o tarde los cambios de aquella obligarán a ésta a cambiar. La inmovilidad o el conservadurismo no podrán mantenerse sin presiones ni patologías. No adaptarse a las nuevas condiciones exigidas, permanecer aferrado a valores, roles y conductas que fueron funcionales en el pasado pero que han dejado de serlo, puede ser peligroso para la salud mental.

Partiremos de la idea de que el deseo de independencia es una ilusión, en realidad somos seres sociales y dependemos los unos de los otros, si bien es cierto, que en distintos grados, siendo la esquizofrenia el resultado de una interdependencia dramática y destructiva. Una de las características más importantes para el adecuado desarrollo de un individuo, es el establecimiento de una relación cercana, simbiótica entre madre e hijo, en este caso se trata de una simbiosis sana, capaz de transformación, que fomenta el crecimiento de ambos miembros. Las dificultades aparecen cuando esta simbiosis no evoluciona y se queda estática con el paso de los años, dirigiendo ya las vidas de ambos, produciendo una situación de recíproca esclavitud. Esta situación anquilosante se produce generalmente cuando la madre necesita a su hijo como medio de autojustificación y autoconfirmación, a causa de su propia patología.

La realidad mostrada al hijo a través de esta relación y los principios que gobiernan las reglas familiares es generalmente una “realidad de minoría”, lo que significa que cuando el individuo llegue a la adolescencia tendrá que enfrentarse a una “realidad de mayoría” muy distinta a la de su núcleo familiar, se encontrará con que las personas del exterior son muy distintas y juegan de modo distinto a como lo hace su familia. Cuando estas dos realidades son muy dispares, lo que sucede es que el individuo tendrá dificultades para comprender y adaptarse a la realidad externa, teniendo, en algunos casos, comportamientos raros para los demás y será calificado de extraño y distinto, produciéndose de este modo, ya en los primeros años de relación con el exterior, una primera estigmatización del individuo como el raro, el diferente, el que no se entera...

Este tipo de relación simbiótica y la realidad de minoría mostrada por la FO, hará que se trate de un individuo poco diferenciado, lo cual le dota de una altísima capacidad empática para percibir de una forma singularmente inmediata y certera, el estado sentimental y humor de otras personas, desconocido incluso por ellas mismas.

Esto se extiende también a la relación terapéutica, donde el usuario es capaz de percibir las emociones del terapeuta antes de que este mismo sea consciente de ellas.
En los casos graves de esquizofrenia, el hijo aparece intensamente vinculado a los progenitores en tres niveles, el afectivo, el cognitivo y el de lealtad, sobre este último nivel diremos además que hay intensos sentimientos de lealtad y culpa, los hijos así vinculados tienden a vivir cualquier intento de separación como un delito cometido contra sus padres, merecedor del más duro castigo, de este modo se alarga y desfigura desmesuradamente la fase simbiótica normal del desarrollo.

Dentro del plano cognitivo nos encontramos con algunas de las formas comunicacionales que son características de las familias de transacción psicótica:

1.Doble vínculo de Bateson, que es definida como una situación comunicativa en la que una persona recibe mensajes diferentes o contradictorios en los dos niveles de la comunicación, analógico y digital. El término esta basado en la paradoja hecha contradicción. Un ejemplo de doble constreñimiento que, Bateson alega, puede resultar en esquizofrenia sería una situación familiar en la cual un niño es mofado por ser tímido hasta el punto en que el niño grita de frustración, entonces es reprendido por arrebato. Así el niño aprende dos mensajes contradictorios: debo expresarme para ser aceptado y no debo expresarme para ser aceptado. La comunicación doble vincular se da cuando no es posible metacomunicar sobre la situación contradictoria que se esta viviendo. La patología mental se produce cuando una persona se encuentra sometida a este tipo de comunicación durante un período largo de tiempo.


2.La mistificación (Laing), se trata de la invalidación del hijo, descalificando las percepciones y manifestaciones de estos hijos dependientes. Además el mistificador atribuye al otro debilidad y maldad, le fuerza a que coopere, es decir, le induce la disposición a dejarse remodelar y esclavizar. A esto se unen los intensos sentimientos de culpa por la separación de los que hemos hablado antes, lo cual le lleva a severos intentos de expiación e incluso a terribles autopuniciones.